Guía de Análisis de la Coyuntura

Coyuntura: (Del lat. Cum, con, e iunctura, unión) … 3. Combinación de factores y circunstancias que, para la decisión de un asunto importante, se presentan en una nación.
Real Academia Española: Diccionario de la Lengua española


1  Introducción
Cuando hablamos de “coyuntura” nos referimos a una articulación. En el terreno del análisis político, la coyuntura es la articulación de diversos eventos y tendencias en torno a un asunto central, en torno a una “decisión”, tal como señala la definición del diccionario. En el terreno de la historiografía, las coyunturas ocupan un lugar intermedio entre las estructuras y los acontecimientos. Las coyunturas “suceden” al interior de las estructuras, se nutren de ellas y a la vez las modifican. Las coyunturas engloban múltiples acontecimientos y les dan sentido.

Analizar la coyuntura es sacar a la luz la articulación de los acontecimientos que se dan en un período dado, interpretarlos en relación con las estructuras, valorar las perspectivas que se abren para la acción humana, sea esta individual o colectiva.

El análisis de coyuntura no es un ejercicio neutral. Se hace desde un determinado punto de vista y en función de determinadas apuestas o decisiones potenciales. El análisis de coyuntura lo hace un sujeto concreto, históricamente situado, con intereses y motivaciones propios. No es una mera descripción de eventos y tendencias, es una valoración cualitativa de las mismas al interior de una visión de conjunto de la sociedad y en un período de tiempo definido. La delimitación del período de tiempo que corresponde a una determinada coyuntura depende en lo fundamental del “asunto” que define a la coyuntura. Así por ejemplo, se puede hablar de la coyuntura de cambio climático –y aquí nos referimos a una coyuntura de décadas-, o de la coyuntura del boom primario exportador en América Latina –y aquí nos referimos a varios años (2002-2008, 2010-2012), o de la coyuntura de una insurgencia popular (la revuelta de los “forajidos” en Ecuador, la marcha de los Cuatro Suyos en Perú, la guerra del gas en Bolivia) –y aquí nos referimos a algunas semanas, incluso algunos días.

Tan importante como la delimitación temporal es la delimitación espacial de la coyuntura que se analizará. Los acontecimientos, las decisiones, las relaciones sociales y políticas, las representaciones mentales, etc., suceden en territorios que son mucho más que espacios geográficos vacíos o neutros. No hay geografía primero y sociedad después. Hay geografía porque hay sociedad, el mundo es tal porque es “habitat” para la vida.  En esta perspectiva, la moderna geografía política entiende al territorio y su delimitación como “la manifestación espacial del poder, fundamentado en relaciones sociales”[1]. Poder que es, en realidad, “poderes”; no solo en términos de diversos actores sino también de diversas dimensiones. Territorio es entonces la manifestación espacial de las articulaciones que establecen los poderes (y/o contra-poderes) sobre recursos naturales, poblaciones, fuerzas productivas (activos y capacidades), redes sociales, identidades, etc. Las coyunturas se dan en territorios específicos, el análisis de la coyuntura supone la previa delimitación del territorio sobre el cual se desplegará: América Latina (o una sub-región de la misma: el área Andina, el Cono Sur, Centro América, etc.), un país específico, una región del mismo, etc. Este será el primer paso de la metodología que se propone en esta guía.

Si bien la(s) pregunta(s) a partir de la(s) cual(es) se desarrollará el análisis corresponde definirlas en cada ejercicio concreto, hay algunos criterios generales que se desprenden de la perspectiva general que asume el CEAAL.  En uno de los documentos programáticos de la red se afirma:

La educación que queremos, requiere promover estratégicamente una educación que contribuya a una redistribución social de los conocimientos y del poder (tomando en cuenta el género, la raza-etnia, la edad, la orientación sexual), que potencie el sentido de autonomía, solidaridad y diversidad que expresan los nuevos movimientos sociales.[2]

Se trata por tanto de aportar a los procesos sociales y políticos de redistribución de conocimientos y poder a todo nivel. Más aún de contribuir al desarrollo de determinados sujetos (movimientos sociales) en determinado sentido (autonomía). De esto se desprenden dos características centrales del análisis a desarrollar:

• El análisis de coyuntura buscará sacar a la luz las relaciones de poder que se extienden por todos los ámbitos de la acción humana, incluyendo los más íntimos. Particularmente relevante para los colectivos y personas que trabajan en torno a la educación son las relaciones de poder en torno al conocimiento, las ideas y creencias, los hábitos y costumbres.

• El análisis pondrá el acento en identificar las tendencias y actorías de cambio que muchas veces se manifiestan en los conflictos (sean redistributivos, identitarios o de soberanía) antes que al interior de los procesos “institucionales”. 

Por último, es necesario tener en cuenta que las relaciones entre “coyuntura”, “estructura” y “acontecimientos” son permanentes,[3] de “ida y vuelta”, y las fronteras entre tales niveles son tenues. La coyuntura articula acontecimientos, es cierto, pero muchas veces también los produce: una vez que se ha configurado una “coyuntura de crisis”, tienden a producirse nuevos acontecimientos que la alimentan (o que buscan revertirla: la represión a los movimientos sociales, por ejemplo). Y siempre habrá múltiples respuestas para la pregunta acerca de cuál fue el factor (o acontecimiento) determinante para el inicio de una nueva coyuntura. A su vez, la coyuntura sucede al interior de las estructuras (económicas, sociales, políticas, mentales) previamente existentes, está condicionada por estas. Es en las coyunturas y a través de ellas que las estructuras se modifican. ¿Hasta qué punto las coyunturas pueden trascender las estructuras previamente existentes? Pregunta de difícil respuesta. Las experiencias históricas de cambio están llenas de episodios de regresiones, transacciones, etc. Un ejemplo contemporáneo y a la vista es el de las relaciones entre los procesos de cambio en curso en la región y las estructuras “extractivistas” (no solo económicas y políticas, también sociales y mentales) que se han construido y afianzado a lo largo de siglos.

Para la reflexión:[4]

¿Cuáles son las preguntas específicas que buscaremos responder a través del análisis de coyuntura?

¿Sobre qué “territorio” se desplegará nuestro análisis?

¿Cuál es el período de tiempo que corresponde a la coyuntura que analizaremos?

¿Qué aspectos estructurales son particularmente relevantes para la definición y posterior análisis de la coyuntura que analizaremos?

¿Cuáles son los acontecimientos más relevantes de la coyuntura que analizaremos?


2. Delimitando la coyuntura: tema y “territorio”
Tal como se señaló en la introducción, la coyuntura se define en torno a un asunto (o decisión) específico y sucede en un territorio determinado. Es decir en el marco de una determinada distribución de diversos recursos naturales y humanos, materiales y simbólicos, y en particular de una particular distribución del poder entre los diversos actores involucrados.

El primer paso del análisis de coyuntura será delimitar claramente el asunto que la define.

¿Para qué queremos hacer análisis de coyuntura? En general podemos decir que es para mejorar nuestras capacidades de intervención a favor del cambio social. De manera más específica, para conocer de manera más precisa la correlación de fuerzas en el marco de la cual se desenvuelve nuestra acción transformadora y para definir estrategias más eficaces. A partir de estas ideas, cada colectivo debe definir las preguntas motivadoras para su ejercicio de análisis de coyuntura.

Algunos ejemplos:

• ¿Qué relaciones de poder existen en torno a los procesos educativos en nuestra sociedad? ¿De qué manera los diversos poderes –sean visibles u ocultos- inciden en el curso de los procesos educativos? ¿Cómo se están modificando estas relaciones de poder en el período reciente (debiendo precisarse aquí la temporalidad)?

• ¿De qué manera la crisis internacional está afectando y/o afectará las posibilidades de recomposición de los movimientos sociales en el país (o en la región)? ¿Qué demandas y/o propuestas podrían adquirir protagonismo en la coyuntura? ¿Qué respuestas son previsibles desde el estado y otros poderes frente a una posible reactivación de movimientos sociales?

• ¿De qué manera el proceso de cambio en curso en el país está modificando las instituciones y prácticas educativas? ¿Qué actores operan a favor de un cambio democratizador y empoderador, que actores lo bloquean? ¿Cuál es la correlación de fuerzas entre estos? ¿Cuáles son sus perspectivas de desarrollo a futuro?

En segundo lugar, se trata de hacer el “mapa” del territorio en el que sucede la coyuntura. Y para ello, estableceremos los límites del territorio en función del tema específico –o las preguntas específicas- que guiarán el análisis. Se trata de delimitar el escenario. Delimitar es indispensable, pero sin perder de vista que siempre habrán interacciones con el contexto más amplio: si el análisis se va a enfocar en un territorio sub-nacional, los actores y tendencias nacionales o supranacionales deberán ser tomados en cuenta, pero como factores externos, lo cual tendrá repercusiones para el tipo de acción que se proponga desarrollar como consecuencia del análisis.

Una vez delimitado, hay que darle contenido al escenario. Para esto el primer paso es identificar y valorar los recursos que existen dentro del territorio, entendiendo que las poblaciones son parte de tales recursos.
¿De qué estamos hablando cuando decimos “recursos”?

• Recursos “naturales”[5] (renovables y no renovables): tierras de diversas calidades y distintas “vocaciones”, agua, fuentes de energía, minerales e hidrocarburos, bosques, germo plasma.

• Recursos humanos: poblaciones asentadas en determinados lugares que acceden (o no) a los recursos “naturales” y han desarrollado diversas capacidades y habilidades para su explotación.

• Recursos materiales:[6] las fuerzas materiales de producción que las sociedades han desarrollado, tecnologías, conocimientos, formas de cooperación, formas de propiedad, inversiones, etc.

• Recursos simbólicos: las representaciones, los valores, las costumbres que acompañan, legitiman o cuestionan las formas como está organizada la relación entre la sociedad y los recursos materiales.

A través de la indagación sobre estos aspectos, el mapa del territorio se va estructurando como escenario de un tramado de relaciones sociales y de poder.

Para culminar con el mapa (que es una suerte de fotografía de las estructuras que sustentan la coyuntura que analizaremos) es necesario:

·       Identificar a los sujetos –sociales o individuales- que “habitan el territorio”,  los que han identificado y nombrado los recursos naturales, los que han establecido relaciones materiales y/o simbólicas con tales recursos, los que han establecido relaciones entre sí para sacar adelante sus intereses particulares o generales.

·    Identificar las relaciones de poder/dominación, por un lado; de cooperación, por otro, que han establecido entre si estos diversos sujetos.

Una buena vía de acceso a la identificación de los sujetos y las relaciones de poder entre ellos es revisar de manera suscinta los conflictos que han tenido -o tienen- lugar en el territorio identificado. Conflictos en su sentido más amplio: disputas por el acceso a recursos, acciones individuales (incluyendo acciones “ilegales”[7]) o sociales (no solo las huelgas o marchas, también las redes de comercio, las migraciones para colonizar otras tierras, etc.)

Este primer paso nos da una visión del espacio en el que sucede la coyuntura que vamos a analizar. A primera vista puede parecer un ejercicio excesivo, hay sin embargo formas de “aligerarlo”. En primer lugar, no requerimos desarrollar con igual nivel de profundidad todas las variedades de recursos previamente mencionados. Podemos concentrar nuestro trabajo en aquellos que son más relevantes para nuestro tema y sobre los cuales tenemos más y mejor información (por ejemplo los recursos de conocimiento, saberes diversos, procesos educativos, etc.) y para completar el mapa podemos apelar a especialistas que nos den una visión general del territorio, sus recursos, los actores, sus dinámicas y conflictos. Lo decisivo será que esas presentaciones respondan a nuestras preguntas. Por ejemplo: ¿de qué manera el extractivismo o el desarrollo de economías “ilegales” condicionan la producción del conocimiento y su reproducción a través de la educación formal? ¿Qué impacto tienen en los sujetos involucrados en los procesos educativos los “imaginarios” hegemónicos en la sociedad?

El ejercicio culmina con una delimitación preliminar de las relaciones de poder existentes en la sociedad. Relaciones que no son arbitrarias, se definen a partir del acceso –o no- a los diversos recursos identificados. Y que no son solo relaciones de coerción, sino también de persuasión.


3. La clave de la coyuntura: las relaciones de poder
En la introducción se definió la coyuntura como la articulación de acontecimientos y tendencias en torno a un asunto o decisión. Toda decisión es el resultado de una deliberación y deviene en acciones, sean estas individuales o colectivas. La secuencia deliberación -» decisión -» acción se relaciona de diversas maneras con el asunto del “poder”. Para analizar adecuadamente estas relaciones es indispensable tener en cuenta que “poder” tiene diversos significados.

• Poder es dominación, relación asimétrica de uno(s) sobre otro(s). Probablemente este es el significado más corriente del término. Se usa al hablar del “poder político” o del “poder económico” en una determinada sociedad. La “dominación” puede asumir diversas formas:

o   Visible, cuando se ejerce de manera explícita, según reglas “legítimas”: es el caso del poder de las autoridades, del aparato estatal en general.

o   Oculta, es decir ejercida por fuera de las reglas e instituciones legítimas. Se trata de los poderes “de hecho” o “fácticos”. Algunos de estos poderes son incluso “ilegales” o “criminales” (como es el caso del narco-tráfico en diversos países de la región).

o   Invisible, cuando resulta de factores como ideas, creencias, prejuicios, etc., que se expanden por el conjunto de la sociedad. Algunas veces no tienen emisores precisos, han llegado como tradición o costumbre, en otros casos son difundidas a través de los medios, la educación, las iglesias, etc. 

• Poder es capacidad para decidir y actuar. En este caso se trata de una propiedad de los sujetos, por ello se usa más bien como verbo: yo “puedo” votar, comprar o vender, nosotros “podemos” movilizarnos, etc.


• Hay dos aspectos de la segunda acepción que pueden parecer sutilezas, pero que son muy importantes para el análisis de la acción colectiva:

o   La capacidad para decidir supone el auto-reconocimiento del sujeto de que posee dicha capacidad. Hay una dimensión de poder interior que está a la base de toda decisión. A ella nos referimos cuando hablamos de “empoderamiento”: tomar conciencia de que somos sujetos con “poder”

o   La capacidad para actuar supone la posibilidad de articular acciones colectivas, de influenciar en las decisiones de otros. Al actuar asumimos que “podemos” hacerlo con otros.

Cuando hablamos de relaciones de poder en una determinada coyuntura, estamos hablando no solamente de las relaciones de dominación, sino también de las capacidades para decidir y actuar, los niveles de empoderamiento existentes, las oportunidades –reales o potenciales- para la acción colectiva. El análisis de la coyuntura debe ser el análisis del conjunto de estas relaciones de poder.

¿Cómo hacerlo?
Las relaciones de poder se expresan en decisiones y acciones. Conviene, en primer lugar, desarrollar una “lluvia de ideas” en la que recojamos –sin necesidad de mayor orden o análisis- las diversas acciones que tienen que ver con el asunto en cuestión. Desde dispositivos legales hasta acciones de resistencia, pasando por cuestionamientos, debates, opiniones emitidas, acciones culturales, etc. El visualizar todos dichos eventos permitirá abrir el trabajo en torno a las relaciones de poder en la coyuntura.

A continuación podemos comenzar a descifrar el laberinto. Para ello, algunas preguntas:

1. ¿Quién(es) han tomado o toman las decisiones relevantes en relación al tema y en la coyuntura previamente definidos? 

2. ¿Quién o quienes influencian (de manera abierta u oculta) sobre estas decisiones? ¿Cómo lo hacen?

3. ¿Qué ideas, creencias, prejuicios, hábitos,[8] etc., refuerzan/legitiman  las decisiones previamente identificadas? 

4. ¿Quién(es) han resistido, cuestionado planteado alternativas las decisiones tomadas? ¿Cómo lo han hecho?  

5. ¿Quién o quienes influencian (de manera abierta u oculta) sobre estas acciones alternativas? ¿De qué manera influencian?

6. ¿Qué ideas, creencias, prejuicios, hábitos, etc., refuerzan/legitiman  los cursos de acción alternativos? ¿Qué ideas o creencias los debilitan?


Los resultados de estas preguntas pueden luego consolidarse en un cuadro de doble entrada, en la primera columna se consignará las respuestas que se refieren a las tres primeras preguntas (el “poder”), en la segunda las respuestas que se refieren a las otras tres preguntas (el “contra poder”)


Poder
Contrapoder
Decisores con poder visible
Pregunta 1
Pregunta 4
Decisores o influenciadores con poder oculto

Pregunta 2

Pregunta 5
Formas de ejercicio del poder oculto

Pregunta 2

Pregunta 5
Poder invisible
Pregunta 3
Pregunta 6
Fuentes del poder invisible
Pregunta 3
Pregunta 6

El cuadro anterior nos da un resultado “fotográfico” de las relaciones de poder en una coyuntura dada (¿Quién toma las decisiones? ¿Quién las cuestiona o resiste? ¿Quiénes influencian? Etc.) Las relaciones de poder son, sin embargo, dinámicas. Para captar esta dimensión hay que volver sobre el cuadro con nuevas preguntas:

1. En el período de tiempo al que se refiere este análisis de coyuntura, ¿ha crecido o disminuido el poder de decisión (o de resistencia) de los actores identificados (preguntas 1,2,4 y 5)? Argumentar por qué. 

2. ¿A qué se debe el crecimiento o disminución del poder de decisión o resistencia de los actores? Niveles de empoderamiento de cada uno. Factores que explican el empoderamiento o no. 

3. ¿Se han fortalecido o debilitado las articulaciones entre actores similares? ¿Por qué? 

4. ¿Qué ideas, creencias, prejuicios, se han fortalecido? ¿Cuáles se han debilitado? Argumentar las respuestas.

5. En la coyuntura que estamos analizando, ¿se han fortalecido o debilitado los espacios de decisión formales? ¿se han fortalecido o debilitado las relaciones no formales entre los diversos actores? (Aquí hay que tomar en cuenta diversos espacios no formales: desde los que son públicos y resultan de conflictos y negociaciones –tipo las mesas de diálogo o los eventos de “trato directo”- hasta los que son “ocultos”: empresarios/gobierno, poderes ilegales/funcionarios, etc.)

Con las respuestas a estas preguntas el análisis de poder se vuelve dinámico y encuentra un punto de articulación muy importante: los espacios de decisión (pregunta 5).

Dadas las características del poder en nuestros países, probablemente identificaremos varios espacios de decisión sobrepuestos, que funcionan de manera paralela o alternándose en el tiempo. Esto se puede representar de manera gráfica de diversas maneras:

• En torno a la “zona de decisión” (varios círculos sobrepuestos o que se cruzan) se puede identificar una “zona de influencia” que interactúa de diversas maneras con la anterior. La inclusión o cercanía a una u otra marca el nivel de poder de los diversos actores identificados.

• El peso actual (al momento del análisis) se puede representar a través de círculos de distinto tamaño al interior del cual se menciona el nombre del actor respectivo.

• Tan importante como su peso actual es su peso potencial y la trayectoria en la que está. Es decir si está empoderándose o disminuyendo en peso relativo.

• Un componente muy importante tanto del peso actual como del potencial de cada actor es su capacidad de articulación con otros. Esto se puede representar a través de líneas que expresen los vínculos existentes o los que podrían desarrollarse a futuro. 

La representación gráfica de los espacios de decisión (visibles y ocultos, formales e informales) así como del peso que al interior de ellos, o en relación con ellos, tienen los diversos actores, así como las tendencias en el desarrollo de cada uno de ellos (en términos de empoderamiento interno, alianzas, etc.) sintetiza el curso de las relaciones de poder en la coyuntura. Si volvemos sobre el resultado del primer momento, la delimitación del “territorio” en el que sucede la coyuntura, tendremos una aproximación a las relaciones entre coyuntura y estructura. Es decir, a las oportunidades y posibilidades para una acción colectiva que produzca cambios de fondo.

Se dijo en la introducción que nuestro análisis de coyuntura no pretende ser neutro. Se hace desde un determinado punto de vista y en función de una determinada apuesta o decisión.

Por ello, es recomendable que culmine con dos productos:

1. Una síntesis, de no más de una página que resuma la visión de conjunto en torno a la coyuntura analizada. Un conjunto de tesis en torno a en qué está hoy el asunto que motiva nuestro análisis. Donde se han tomado o se toman las decisiones; quiénes lo hacen y quiénes influencian; que prácticas y propuestas alternativas hay, quiénes las formulan o promueven; la fuerza actual y potencial de cada uno/a. Cuáles son las tendencias a futuro más probables y cuáles las más deseables.

2. Un mapa prospectivo de las relaciones de poder. Es decir un mapa de las relaciones de poder que habría que construir para lograr los cambios deseados. Identificar los cambios específicos que habría que producir en los diversos ámbitos y formas del poder. Identificar las articulaciones que habría que promover y las que habría que debilitar para poder avanzar. Identificar las debilidades y fortalezas de los actores favorables al cambio, sea para corregirlas o consolidarlas.

Con estos resultados podremos hacer del análisis de coyuntura una herramienta útil para el cambio.




[1]  Sergio Schneider e Iván G. Peyré Tartaruga: “Territorio y enfoque territorial. De las referencias cognitivas a los aportes aplicados al análisis de los procesos sociales rurales”. En Mabel Manzanal, Guillermo Neiman y Mario Lattuada (editores): EIMAN, Guillermo y LATTUADA, Mario. (Org.): Desarrollo Rural, Organizaciones, Instituciones y Territorios. Buenos Aires, Editorial Ciccus, 2006, pp. 71-102.
[2] “La educación que precisamos para el mundo que queremos”, p. 5
[3] En la historiografía se reconoce a Fernand Braudel y la escuela de la revista Annales como los que mejor desarrollaron la comprensión y uso de estas tres categorías para el análisis de los procesos históricos. Sin duda los trabajos de Karl Marx, tal como el mismo Braudel lo reconoció, fueron un significativo anticipo en esta perspectiva.
[4] Los temas a los que apuntan estas preguntas serán desarrollados con mayor profundidad en los sucesivos momentos del análisis. Lo que se pretende aquí es familiarizar a los participantes con el uso de los conceptos a los que se ha hecho referencia en la introducción.
[5] En sentido estricto no es posible hablar de recursos “naturales” puros. Incluso antes de ser tocados por la acción humana, tales recursos han sido identificados y clasificados por y para la acción humana, sea para la actividad productiva o para la actividad simbólica.
[6] Puede llamar la atención que se incluyan aquí tanto el conocimiento como las relaciones de cooperación o de propiedad. La razón es que se trata de factores que entran directamente en la producción o reproducción de la vida humana material.
[7] Aquí y en otros lugares el término se pone entre comillas para marcar la distancia con una evaluación moralista o legalista de pandillas o “maras”, de actividades como el contrabando, la llamada piratería o el narco-tráfico.
[8] Con este término se busca referir a las diversas formas de vida cotidiana que nutren el comportamiento de los sujetos y los predisponen a comportamientos políticos. Por ejemplo el machismo o patriarcalismo predispone a aceptar el autoritarismo.

1 comentario:

  1. Es una guía excelente para analizar la coyuntura, centrando el análisis en las relaciones de poder, la correlación de fuerzas y los cambios operado en el territorio de referencia.

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