Entre el 2 y el 20 de noviembre
de 2012, el Consejo de Educación Popular de América Latina y El Caribe (CEAAL) realizó un foro virtual en torno al
cambio de nombre del movimiento, adoptado en la VIII Asamblea General realizada
en Lima en mayo del presente año. El mismo tuvo lugar en un lugar habilitado
especialmente en la página web del CEAAL.
El diálogo entre los participantes se organizó en torno a
las siguientes preguntas:
1. ¿Qué significado le atribuimos a la nueva denominación
institucional: Consejo de Educación Popular de América Latina y El Caribe? ¿Qué
nuevo contenido supone en nuestra identidad colectiva en relación con la
anterior denominación?
2. ¿Qué repercusiones tendrá la nueva denominación para
nuestro quehacer teórico y práctico? ¿Qué va a cambiar o se va a afianzar en
nuestra práctica de la Educación Popular, en nuestro vínculo con las
iniciativas de cambio en la región, en nuestra relación con los movimientos
sociales?
3. En el plano local y de la experiencia de cada una de
las instituciones, ¿qué implicará este cambio? En el debate abierto participaron 14 personas, integrantes
de diversas instituciones afiliadas al CEAAL, cuyos puntos de vista resumimos
en las siguientes líneas, así como de amigos cercanos.
Ratificación de los
principios de origen
Un punto de partida común en el debate fue que la nueva
nominación del CEAAL, que se asume explícitamente como un movimiento de
educadores populares comprometidos con la superación de las condiciones de
explotación e injusticia que vive la mayoría de la población, confirma los
fundamentos iniciales que le dieron origen. Ratifica el pensamiento fundante de
Paulo Freire, así como el de Orlando Fals Borda y el de muchos otros educadores
que sentaron y desarrollaron las bases de un movimiento de inspiración
liberadora que se ha extendido ampliamente en la región.
El nacimiento del CEAAL se produjo encuadrado por los
paradigmas e iniciativas emancipatorios que inspiraron a los autores antes
mencionados.
(…) en esa segunda mitad del siglo pasado se habían
puesto a punto planteamientos e instrumentos teórico-conceptuales,
metodológicos y operativos para romper los binomios que en la educación y la
producción de conocimiento suponían una subordinación entre los actores
participantes (Félix Juan de Dios Cadena Barquín).
Cabe señalar que esos paradigmas emancipatorios, a su vez
representaban la continuidad de un pensamiento de antigua data en la región,
algunos de cuyos más sobresalientes exponentes fueron Simón Rodríguez y José
Martí[1].
Asimismo, en la década de los años 60 se nutrieron de la experiencia de la
revolución cubana y recibieron los aportes del marxismo y de la teología de la
liberación.
Algunos participantes en el debate pusieron así de relieve
la coherencia y la consecuencia en los principios presente en el acto del
cambio de nombre:
(…) debe implicar consolidar nuestro pasado pero
con mirada de futuro.(continuidad y cambio). El nuevo nombre evoca lo que CEAAl
fue desde sus inicios: Educación Popular, articuladora e impulsora de los
movimientos sociales y promotora de transformaciones estructurales. Desde esta
perspectiva, hoy más que nunca, la nueva denominación significa un proceso de deconstrucción
que se coloca junto a los movimientos sociales emergentes (por ejemplo el
movimiento estudiantil y el de los indignados) y en este sentido se convierte
en una plataforma para entender las demandas políticas, sociales, económicas y
culturales (Abraham Magendzo).
(…) es un buen avance el que exista una coherencia
entre la denominación de nuestro consejo y el tipo de iniciativas y compromisos
a realizar. (Por ello es importante) incidir realmente en la necesidad
histórica de superar las relaciones, mecanismos y prácticas de explotación,
dominación y dependencia (Félix Juan de Dios Cadena Barquín).
La nominación inicial, que se mantuvo hasta hace poco,
tomaba en cuenta la práctica con la que nace la Educación Popular (EP), la
alfabetización de adultos, que es vista en el pensamiento y práctica freireanos
como una oportunidad para que los sujetos de la educación reflexionen sobre su
experiencia de vida y actúen para modificarla. Incluso tuvo, en ciertos
contextos, un sentido práctico, para evitar la represión gubernamental.
Si bien la
Educación de Adultos es como una bandera original e histórica, hoy la Educación
Popular plantea nuevos desafíos y va más allá. (..) el cambio (se) adecua mejor
la identidad de las organizaciones que conforman la red (Alberto Croce).
El haber utilizado el concepto de "educación de
adultos", fue un acuerdo de tipo táctico entre quienes participamos en la
fundación del CEAAL, para no generar resistencias innecesarias frente al reto
de lograr estar presentes en todo el continente, a pesar del crítico momento
que se vivía por la existencia de los gobiernos dictatoriales y las guerras
internas en Centroamérica (Félix Juan de Dios Cadena Barquín).
En resumen, según Luis Felipe Ulloa, la nueva nominación “recupera abiertamente el sentido original”
de la idea de Educación Popular. A la par, él advierte sobre el uso distinto
que al vocablo dan las transnacionales en sus capacitaciones a su personal, “confundiendo el sentido”.
Cambios y
confirmación de una práctica
Desde los años iniciales de la EP ha pasado algo más de
medio siglo, a lo largo del cual los educadores populares han enfrentado
diversos retos y un entorno cambiante.
Los desafíos políticos, sociales, culturales planteados por el contexto
han servido para enriquecer el sentido y la práctica de la EP sin salirse del
paradigma emancipatorio que le dio su fundamento.
El mundo, y en particular América Latina y el Caribe,
viven una crisis capitalista global[2],
de naturaleza multidimensional y de carácter civilizatorio[3],
en la que está en juego el destino de la humanidad.
A grandes rasgos, en la mayoría de los países de la
región, la crisis se vive en el contexto de lo que Seoane denomina una
“ofensiva extractivista”, que conduce a una reprimarización de las economías
locales y a la generación de conflictos sociales y medioambientales.
Esa crisis adopta diferentes expresiones en cada uno de
los países de la región, que exige tener siempre en cuenta lo que Torres llama
el “contextualismo radical” que ha
caracterizado a la EP desde su nacimiento, su “exigencia de historicidad”[4], el análisis concreto de la coyuntura.
Actualmente el panorama político, económico y social de
América Latina presenta una variedad de escenarios[5].
Algunos de estos son abiertamente parte de la “ofensiva extractivista”
(“neoliberalismo de guerra”) o con matices diferentes se mantienen dentro de
ese modelo (“neodesarrollismo”). En cambio, en unos pocos países están en curso
proyectos diferentes (“procesos constituyentes”), que son favorables a las
propuestas de cambio, de democracia e integración enarboladas desde la EP. En
estos últimos algunos dirigentes de los movimientos sociales se han incorporado
al aparato estatal y éste incluso es visto como una herramienta de cambio[6].
Junto con los cambios experimentados en la región, en
diversos momentos la reflexión y la práctica de la EP han incorporado nuevos
temas y a nuevos actores. Han sido indispensables entonces cambios para
enfrentar los cambios.
(…) los
nuevos acontecimientos en nuestras regiones en los aspectos sociopolíticos,
educativos, derecho y género entre otros nos refieren nuevas estrategias de
trabajo que permitan consolidar y establecer nuevos paradigmas. Así también
como los nuevos enfoque de alfabetización en diferentes campos del compartir
cotidiano (Mario José Castillo Aguilar).
(Ha puesto)
en juego lo que requiere el momento histórico de las/os que caminamos por la
EP. (…) el momento histórico de nuestra América nos pide pensar y crear desde
nuevas y variadas trincheras y prácticas: 1. No sólo adultos, no sólo niños, no
sólo mujeres... la diversidad de actores aparece ahora con mayor definición y
nutre desde la diversidad. Sí, siempre han estado ahí (pueblos originarios,
campesinos, adolescentes, etc.), pero dejar de ser sólo de adultos, nos abre
las puertas a considerar como nuestras prácticas con ellas/os nutren desde
otras dimensiones. 2. Integrar en el nombre al Caribe, tan pequeño comparado
con América Latina si lo vemos en un mapa, pero tan grande si consideramos los
procesos emancipatorios que de él nacen (María Teresa
Valdés Dávila).
En realidad, desde hace mucho tiempo la práctica del CEAAL
ha incorporado cambios en el quehacer del movimiento de educadores populares,
pero, como se ha señalado antes, manteniendo fidelidad a los principios que le
dieron origen. Por ello, el cambio de nombre sólo ratifica lo ocurrido en la
experiencia.
(…) el cambio legitima la
práctica que ha tenido el CEAAL en la reconceptualización permanente de lo que
entendemos por educación popular en América Latina en respuesta a los cambios
que han ocurrido en la región (Beatriz Borjas).
De allí que esos cambios (y desarrollos) que ha tenido la
EP han significado una ampliación de su ámbito de acción en diversos aspectos.
Uno de los más importantes ha sido el ensanchar el horizonte de la reflexión y
la práctica liberadora.
(…) es un
reto que va rompiendo paradigmas y razones objetivas a favor de integrar nuevas
formas de ver el mundo (María Teresa Valdés Dávila).
Si bien se hacían grandes esfuerzos por la
emancipación de adultos y adultas, cambiar a Educación Popular para
Latinoamérica y el Caribe implica una mirada más amplia a la tarea liberadora
que ya se había comenzado. (…) implica que el abanico de población a atender se
amplía de una manera importante. También se abren mayores oportunidades para
intercambiar y socializar experiencias de Educación Popular que estén ayudando
a liberar a la región de opresión y explotación (Mercedes
Núñez Galarraga).
El cambio de nombre ha significado el reconocimiento de
algo que ya se daba en la práctica, que el sujeto educativo de la EP no se
limitaba a los adultos, abarca una diversidad de actores ubicados en distintos
ámbitos de la sociedad.
Lo
"popular", en el caso del "nuevo CEAAL", creo que lo amplía
desde los adultos para todas las personas, continuando su habitual aproximación
directa o casi directa con las poblaciones que necesitan aprender a leer y
escribir, a operar las tecnologías y técnicas para mejor participar de esta
civilización u de su producto, y aprender todo lo más sobre sí mismas o que se
les hay negado acceso o al que no pudieran y/o no pueden acceder por falta de
tiempo de concientizarse (José Eduardo Ribeiro
Moretzsohn).
(El cambio de
nombre) lo entiendo como una postura de apertura y mutación histórica en
relación a los sujetos: ya no solo adultos (Wilfredo
Gonzales Paco).
(…) esta nueva denominación
le permitiría al CEAAL abrirse al debate y el intercambio de experiencias en el
vasto campo de la educación popular de niños y niñas en el campo escolar y en
otros campos más allá de la educación de personas adultas (Beatriz Borjas).
Quita
oficialmente las amarras que ya la práctica estaba logrando respecto a
enfocarse en solo una franja etaria específica, adultos/as (Luis Felipe Ulloa).
Asimismo, la nueva denominación institucional incorpora
formalmente a un espacio geográfico muy vinculado a América Latina,
protagonista de significativos acontecimientos históricos y donde se han
realizado importantes experiencias de EP.
(…) la
incorporación del Caribe (…) amplía la
perspectiva regional desde América Latina (Alberto
Croce ).
Reconoce las
especificidades históricas del ser caribeño, como quizás convendría reconocer
las del ser-brasileño. Presenta una plataforma identitaria necesaria para
continuar tomando posición dignamente en la dimensión planetaria (Luis Felipe Ulloa).
(…) nos llena
de mucho entusiasmo y esperanza que el Consejo haya extendido, en lo que
respecta al nombre, su alcance geográfico (Kamil
Gerónimo).
Naturaleza
política
En tanto inspirada en paradigmas emancipatorios y
comprometida esencialmente con el cambio político y social, con la emancipación
de las mayorías de las cadenas de la explotación, de la opresión y la
injusticia, la EP tiene una naturaleza política. Su quehacer pedagógico gira en
torno a la “construcción de los sujetos
populares como sujetos protagonistas” de su propia liberación, por ende tiene un “sentido político”[7].
En tal sentido, la nueva denominación del CEAAL enfatiza
lo que constituye la médula de la EP y del accionar institucional
Explicita más
fuertemente su razón política. Su apuesta de modelo de desarrollo, de mundo, de
sociedad. No deja duda sobre lo que se busca, sobre su denuncia al capitalismo,
a los sistemas de opresión. Y esta claridad política es elemental para que las
estrategias, alianzas y funciones del Consejo y sus miembros sean coherentes de
una forma más plena. El momento histórico de nuestra América hace urgente
repensar el sur y construir una propuesta, un proyecto común a futuro. Ya no es
desde las aulas o sólo desde los espacios de formación desde donde se debe dar
nuestro hecho educativo. Las feministas y los movimientos socio ambientales nos
enseñan que en el terreno de la acción política se aprende y mucho y bien. La
incorporación y el reconocimiento de esas otredades hermanadas con la EP,
algunas hijas de ella, otras separadas actualmente de algunos de sus principios
pedagógicos nos permitirá crecer en la praxis (María
Teresa Valdés Dávila).
El reconocimiento de que la práctica y la reflexión del
CEAAL no se limitan a los adultos y abarca a otros segmentos de la sociedad,
particularmente a los jóvenes, adolescentes y niños y niñas también tiene un
sentido político y liberador: la formación temprana de un espíritu y
consciencia críticos y la superación de la opresión generacional.
El CEAAL no
podía sólo ser un ente dirigido a adultos porque muchas de las organizaciones
que lo componen trabajan con diversas edades y la razón para esto, en nuestro
caso, es política. Los jóvenes, las adolescentes, los niños y niñas tienen un
papel protagónico a jugar en nuestra sociedad. Tienen sus propios reclamos, sus
propias preguntas y sus propias exigencias sobre las estructuras sociales,
políticas y económicas. (…) educar para crear actores políticos con una
consciencia de clase, con una cultura organizativa y deliberativa y con una
consciencia de las formas de dominación coloniales y opresoras en la adultez, (requiere
crear) esa consciencia, ideología y cultura desde las edades tempranas. (…) en
la medida en que CEAAL sea un espacio de mayor envergadura generacional, mejor (se
nutrirán) los procesos de formación en él y más rico (resultará) el aprendizaje
mutuo. Además, en el camino (romperemos) aquellas barreras generacionales en
las que los adultos hablan y los niños callan, donde los adultos saben y los
niños no tienen nada que aportar. Ambas cosas son importantes, el
reconocimiento de varias poblaciones y la promoción de interrelación entre las
mismas (Kamil Gerónimo).
El cambio llevado a cabo en la nominación hace visibles a
otros actores que desde hace mucho tiempo son parte de las preocupaciones y del
trabajo de la EP.
(…) el cambio
planteado visualiza los actores que han estado involucrados en la educación
popular (Mario José Castillo Aguilar).
Nuestras
prácticas de educación popular deben contener el protagonismo de esos actores
en el hecho político a fin de mantener la vigencia y legitimidad de la acción
educativa (Nhelsyr Josefina González Guzmán).
Consecuencias
La nueva denominación del CEAAL,
en la que hay coincidencia que representa mejor lo que es actualmente el
movimiento de educadores populares, tiene implicancias prácticas al mismo
tiempo que genera expectativas.
Implica diversos retos en planos
diversos: teórico, de acción práctica, de método, de formas de acercarse a la
realidad, orgánico institucionales.
El nombre que ahora tiene el
CEAAL es un asunto serio, pues involucra a su identidad –que se relaciona con
su tradición, con su historia, con los principios que han sido su inspiración
desde su origen– y a los retos que asume.
El nombre de
personas y de colectivos no son asuntos baladíes. Entregan una impronta
identitaria y confieren compromisos. (…) cambiar un nombre o una nueva
denominación institucional tiene ventajas y desventajas, riesgos y aciertos. En
el cambios surge la pregunta: ¿Cómo nos aseguramos no perder identidad
colectiva y por sobre todo no perder memoria colectiva? (…) Hay necesidad de
profundizar teóricamente y en su traducción práctica en las exigencias
impostergable por justicia social de redistribución del capital material; de
justicia de representación de los grupos históricamente excluidos y justicia de
representación, es decir de participación (Abraham Magendzo).
La denominación actual resulta
más incluyente, pero a la par debe expresarse en iniciativas y prácticas que
tengan ese mismo signo, inspiradas por el espíritu transformador que ha
caracterizado a la EP.
Me transmite
apertura a la comprensión de la región e incorporación de todas las dinámicas
sociales que en ella tienen lugar. Nos reta a que por abarcante no se nos
queden en el camino las realidades que existen pero que muchas veces no vemos.
El nombre es la expresión de un paradigma de inclusión, tanto de territorios,
como de actores y ello debe traducirse -cada vez más- en prácticas incluyentes
de educación manteniendo la fidelidad a su contenido emancipatorio en contextos
políticos complejos, que pueden significar cambios profundos y que aún estamos
en construcción de su dirección política y de sentido (Nhelsyr
Josefina González Guzmán).
Igualmente, implica el desarrollo
de procedimientos creativos capaces de movilizar a las personas, también al
interior de ellas mismas
El nuevo
nombre, además de significar una expansión por sí misma, posiblemente
continuará significando esa búsqueda de métodos de enseñanza; de un contacto
cada vez más directo con las personas, y de medios de poner las personas
simples cada vez más en contacto consigo mismas y las demás (José Eduardo Ribeiro Moretzsohn).
Las exigencias de un acercamiento nuevo a la realidad y de
formas distintas de intervenir sobre esta podrían exigir también una mirada
crítica respecto a la organización institucional.
(…) la posibilidad de construir nuevas formas de
ver, analizar y actuar en la realidad, (de) romper formas de pensamiento
rígidas y crear, (…) implicará
también una revisión sobre si la estructura y organización del Consejo son las
más pertinentes para acceder a las posibilidades de mirar la realidad de otras
formas y actuar en ella (María Teresa Valdés Dávila).
El cambio operado abre también el
espacio a expectativas de mejora en diversos ámbitos y de logro de espacios
para el avance de la EP.
Ojalá sea una
forma más de dar más intensidad al trabajo y a las colaboraciones para
democratizar y vincular educación a justicia social y ambiental (Alessio Surian).
(…) se
intensifica la necesidad de seguir trabajando porque el derecho a la educación
sea una realidad. Ese es un reto mundial. Y no es sólo frente a las instituciones
estatales encargadas de la misma, sino construyendo experiencias alternativas
que empiecen a posicionarse como posibilidades humanizantes, politizantes,
locales y acreditadas por el sistema. Sé que muchos centros del Consejo están
en esto, construyendo nuevas estrategias frente al sistema (María Teresa Valdés Dávila).
Finalmente, plantea una
cuestión, que es la cuestión que de modo permanente debe estar presente en el
quehacer de los educadores populares y de su movimiento, ya que tienen que ver
con la esencia de su reflexión y de su quehacer:
¿Estamos siendo parte de las acciones que hacen grietas en el sistema buscando la posibilidad de una transformación a futuro o somos espectadores desde la orilla? (María Teresa Valdés Dávila).
[1] TORRES CARRILLO, Alfonso. “El
potencial emancipatorio de la educación popular como práctica política y
pedagógica”. En: La Piragua,
37, pp.
[2] JARA, Óscar. “La VIII Asamblea del
CEAAL: Un encuentro para caminar al futuro”. En: La Piragua, 37, pp.
[3] SEOANE, José. “Democracia e integración en la crisis global. Desafíos
de los movimientos sociales y la educación popular en nuestra América”. En: La Piragua, 37, pp.
[4] TORRES CARRILLO, Alfonso. Ob. cit.
[5] SEOANE, José. Ob. cit.
[6] HERRERA DUQUE, Diego. “Construcción de
poder en un nuevo marco de relación entre lo social y lo político”. En: La Piragua, 37, pp.
[7] JARA, Óscar. Ob. cit.
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